martes, 21 de abril de 2015

ACERCA DE LOS CAMBIOS ESTRUCTURALES EN NUESTRO PAÍS (La nueva realidad social)

El capitalismo ha aprovechado la crisis mundial, creada por el abuso y la falta de control de los grandes bancos norteamericanos, para darle una vuelta de tuerca a las estructuras sociales y así afianzar y aumentar el poder de las elites extractivas. Eso puede verse claramente analizando la situación actual de la sociedad española. Durante los últimos años las políticas económicas que se han aplicado han transformado radicalmente las estructuras sociales de nuestro país, propiciando un nuevo modelo de sociedad muy alejado del llamado “estado de bienestar” que ha pasado a mejor vida de forma definitiva, por lo menos a medio plazo ya que a largo plazo está todo por decidir, porque “la lucha de clases es como un combate de boxeo” y aunque, de momento, estamos perdiendo este round lo importante es poder ganar el combate. La historia no se termina aqui y el capitalismo tiene, como todo proceso historico, unas contradicciones internas que acabarán con su destrucción ,como ha venido ocurriendo a lo largo de los siglos con otros sistemas sociales que se impusieron en el mundo como el patriarcado, el esclavismo o el feudalismo, que desaparecieron como formas de organización social preponderantes. Nada es eterno y el capitalismo tampoco.


La nueva sociedad, surgida de la crisis y como resultado de las “soluciones” aplicadas para superarla (políticas de austeridad, privatizaciones, recortes de derechos y libertades…) es radicalmente distinta a la que ha predominado en gran parte del siglo XX y principios del XXI. Hasta ahora un crecimiento superior al 2%, como el que tenemos ahora, era suficiente para crear empleo estable y de buena calidad. Ahora el sistema no es capaz de lograrlo. La estructura de las clases sociales ha cambiado radicalmente con el resultado de una mayor desigualdad social y una polarización entre pobres y ricos, los pobres son más pobres y los ricos más ricos y la hasta ahora extendida clase media, sustento del “estado de bienestar”, se ha visto reducida sustancialmente.